lunes, 9 de marzo de 2015

Qué hacer si se pierde mi gato

Hace unos días Lizzie, la gata de mi amiga, desapareció y su familia se volvió loca de preocupación buscándola. Por “suerte” Lizzie había caído en un patio interior del edificio dónde, a pesar de haberse roto una pierna, encontró agua acumulada por la lluvia y seguramente algún bichejo que llevarse a la boca. Sobrevivió 6 días hasta que la encontraron, ya está sana y salva y su experiencia me ha enseñado cuatro cosas que quiero compartir con vosotros. También quiero aprovechar a las más de 300 personas que compartieron su foto por las redes, sobre todo a los catlovers twitteros y protectoras de Barcelona como La Lliga d'Animals i Plantes que estuvieron muy atentos.


Lizzie os da las gracias infinitas

En los primeros momentos


Te acabas de dar cuenta. Tu gato no está, no aparece por ningún lado, ya notas el pánico subiendo por tu garganta... Tranquilo, la histeria nunca ayudó a nadie y si tu gato está asustado por algún motivo y escondido en algún lugar de tu casa, el hecho de que tu te pongas a dar gritos de loco por todos los rincones de tu casa no le va a ayudar a relajarse y salir. Así que párate a pensar 5 minutos y elabora un plan de acción.

Lo primero de todo, ¿sabes por dónde ha salido? Quizás nos empeñamos en dar vueltas por la calle una y otra vez cuando en verdad el gato no ha salido del edificio. Lo mejor, si no hemos visto al gato salir por la puerta y marcharse, es registrar cada puerta, balcón y ventanita de tu casa, por minúscula que sea. Lizzie cayó por una ventana pequeña de ventilación del baño y acabó en el patio interior de un restaurante chino. Asómate a todos los rincones de tu casa y si están oscuros busca una linterna, quizás veas sus brillantes ojos al final de un patio oscuro.

Pasea calle arriba y calle abajo, pregunta a los vecinos, quizás alguno lo ha visto o quiera acompañarte en la búsqueda. Mientras lo buscas no dejes de decir su nombre a ver si se da por aludido y quiere responder a la llamada. Ya sabemos como son los gatos, a veces el nombre no es la mejor forma de llamar a un gato. Quizás hay palabras o sonidos que le resulten más atractivos: en casa usamos comederos de metal para darles la latita (media latita a media tarde como premio) y los gatos al oir el sonido de una cuchara al chocar con el comedero aparecen aunque estén escondidos en el fin del mundo.

Cuando han pasado unas horas


Han pasado unas horas y el gato sigue sin aparecer. Mientras esperas a que se haga de noche te recomiendo lo siguiente: busca una foto de tu gato que se vea bien, que mire de frente y se aprecie si tiene algún rasgo distintivo (quizás sea cojito o tenga el rabo corto o una mancha muy peculiar en la nariz) y empieza a difundir.

Primero difunde por lo mas cercano tu edificio o tu vecindario, un cartel en el ascensor o en la puerta del garaje por dónde todo el mundo pasa. Luego intenta colgar alguno más en las farolas o semáforos de tu zona así aprovechas para dar otro paseo y ver si lo encuentras.... y no te desanimes si los ves arrancados, es muy frecuente. Sigue intentándolo. Recuerda que es muy importante poner tu teléfono de contacto y el nombre del gatito.

Escribe a las protectoras y llama a los veterinarios de la zona. Quizás alguna haya encontrado un gatito de esas características, mándales su foto y tu teléfono. Si no lo han encontrado podrán publicarlo en sus redes sociales, a ellas les sigue un montón de gente dispuesta a echarte una mano si lo encuentran y seguro que mucha gente a su vez comparte su foto. También puedes pedirle ayuda a tus amigos y que lo compartan en sus muros, todos tenemos un amigo que es un twit-start o que tiene mil seguidores en Instagram y que está dispuesto a mover la foto por las redes. Eso sí, cuando tu gato reaparezca, porque con tanta energía positiva va a reaparecer seguro, escríbeles y dales la buena noticia y las gracias, te emocionará ver la alegría de la gente que de verdad seguía el caso.

¿Ya es de noche? Coge una latita, sus chuches favoritas y da otra vuelta. Di su nombre, di “latita”, cuando alguien te mire con cara de “¿qué hace esta loca?”, cuéntales tu situación y verás como cambian a la expresión de “voy a ayudar a esta chica...”. Los gatos que no están acostumbrados a salir a la calle se asustan con facilidad, puede que la tranquilidad de la noche y oír tu voz les ayude a salir. Busca entre los arbustos y debajo de cada coche.

Prevenir mejor que curar.


Es muy importante tener en cuenta un par de cosa que nos ayudarán a encontrar al gato si se pierde o prevendrán que se escape.
1- Un gato no castrado es mucho más escapista. La gata de tu vecina (o las gatas de la calle) está en celo y tu gato se muere de ganas de que abras la puerta para ir a visitarla. Esterilizar es muy importante.
2- Ponle un chip a tu gato, si se pierde y lo llevan a un veterinario podrán leerlo y les aparecerá tu número en la pantalla y te llamarán. También puedes ponerle además un collar con una cápsula o una plaquita. En la cápsula podrás escribir tu teléfono y además el hecho de que lleve collar lo diferenciará de cualquier callejero.
3.- Pon redes en balcones y ventanas. Una buena red en una ventana puede ahorrarnos un buen disgusto.

Lizzie y Darcy jugando juntos en su casa. Historias con final feliz.



Espero que esta entrada te haya parecido interesante, pero que nunca nunca tengas que usarla.  

domingo, 1 de marzo de 2015

Destinos bigotudos 3: ¡JAPÓN!

¡Sí señores! Dentro de algo más de tres semanas, servidora se coge un avión y se planta en Tokio, para disfrutar de uno de los destinos más bigotudos que se puede imaginar. ¿Sabías que la onomatopeya japonesa para imitar el maullido de un gato es nyan nyan? Y nosotros aquí diciendo miau miau…

Aunque ya os hablaré a la vuelta de si es verdaderamente gatuno este país, quiero compartir con vosotros algunas de las las curiosidades bigotudas que me voy encontrando al preparar el viaje.
Seguro que más de uno, al unir los conceptos de gato + Japón, lo primero que le ha venido a la cabeza ha sido un cat café o quizás la imagen de un maneki neko (ya sabéis, esas figuritas de gatitos con la patita levantada).

¡Por supuesto que pensamos visitar un cat café! Me han hablado de un par que se encuentran en la zona de Shibuya pero, ¿sabéis cuántos cat café hay en la ciudad de Tokio? Pues tendríamos que tomarnos unas 40 tazas de café si quisiéramos visitarlos todos (eso es mucha cafeína...). Lo cierto es que el concepto de café con gatos es originario de Taiwan pero los japoneses, que son más frikis que nadie, lo llevaron a su máxima expresión y por lo que he leído podemos encontrar cat cafés que además están especializados: en gatos negros, en gatos gordos, en alguna raza concreta, un cat café con una cabra o un cat café con conejitos (¿eso no sería un rabbit café?).

Mientras en España tendremos que conformarnos con nuestra querida Gatoteca, la que por cierto visité hace unos meses y me encantó:

¡Por supuesto, dejé constancia de mi visita en Instagram! 


Pero mucho antes de que el primer cat café llegara a Tokio ya era famoso el maneki neko, gatito que seguro que habéis visto en muchas tiendas de los chinos de vuestro barrio y que está sentadito levantando una patita. Por lo visto dependiendo de qué patita levante la figura atrae la fortuna o el dinero. Pienso comprar un par de cientos de ellos en Japón y a colocarlos alrededor de mi cámara de fotos…

Maneki neko, imagen de Internet


Pero... ¿de dónde viene esta pasión de los japoneses por los gatos? Bueno los que me conocéis ya sabéis que me encantan las historias, las leyendas y los cuentos, así que he estado investigando. Ahí va:
En Tokio hay varios templos dedicados a la figura del gato entre ellos uno llamado Goutokuji. La leyenda explica que allí vivía un monje muy muy pobre que vivía en compañía de su gato, lo compartía todo con su minino, hasta la poca comida que conseguían. Un día andaba por la zona un señor muy rico al que sorprendió la tormenta en mitad del campo. El pobre señor incauto, un personaje que era más de ciudad que de campo, no tuvo otra ocurrencia que refugiarse bajo un árbol. Cuando el felino, que no estaba acostumbrado a ver más humanos que su querido monje, se cruzó con él se asustó mucho e intentó espantarlo levantando y moviendo la patita. El señor ricachón, que no entendió muy bien qué quería decirle el minino, se dirigió hacia el gato creyendo que lo estaba llamando. Un segundo después de levantarse, un rayo fulminó el árbol en el que estaba sentado. El gato le había salvado la vida. El señor rico siguió al gato hasta el lugar dónde se refugiaba el monje y se quedó con ellos hasta que amainó la tormenta. Desde entonces nunca les faltó de nada al monje y a su gato ya que el señor rico, desde su casa en la ciudad, se encargó de ello personalmente en muestra de su agradecimiento por haber salvado la vida gracias el pequeño felino.

¡Cientos de gatitos en el Templo Goutokuji! Foto extraída de la web http://www.tofugu.com/

Si conocéis otra leyenda sobre el origen del maneki neko o habéis visitado Japón y queréis recomendarnos algún lugar que visitar, ¡espero vuestros comentarios!


Por cierto, para los más frikis de la animación japonesa, deciros que no pienso perderme el Museo Ghibli y que saludaré a Totoro de vuestra parte. ¿Creeis que podré hacer el viaje a Japón en el Gatobus? Creo que tendré que conformarme con un simple y aburrido avión…


Fotograma de la película Mi vecino Totoro