¡Ay ay ay! ¡Qué emoción!
Estoy planeando mi viaje de semana
santa (¡pedazo de viaje!) y os puedo asegurar que va a ser a uno de
los destinos más gatunos que os podáis imaginar, pero todavía no
os quiero decir donde... jejeje
El caso es que andaba yo pensando en
otros viajes gatunos que he realizado y me vino a la mente la visita
de este verano a Estambul, Turquía.
Pasear por los mercados, parques y
jardines de las mezquitas de Estambul es estar rodeado constantemente
de los preciosos felinos que habitan sus calles. Recuerdo
especialmente a una gata que se paseaba por Santa Sofía, con la tranquilidad de quien está en su propia casa, dejándose
fotografiar y hasta acariciar por todos los visitantes que
pululábamos por allí, y os aseguro que no éramos pocos.
Y es que los gatos turcos buscan el
cariño de los humanos turcos. ¿Sorprendente verdad? Pero es que
allí se preocupan de alimentar las colonias y siempre hay un cuenco
lleno de agua para los felinos, las personas respetan su presencia y
hasta la buscan cuando, en las horas del medio día que el calor
aprieta, se tumban en los jardines a echar un sueñecito.
Además el gobierno ha colocado en las
ciudades unas máquinas para alimentar los perros y gatos de las
calles. Los beneficios del reciclaje van dirigidos a la alimentación
de los animales callejeros, así que cada vez que alguien lanza una
botella de plástico a reciclar en una máquina de éstas, un poco de
pienso cae en el cuenco.
¿De dónde nace esta veneración de
los turcos hacia los gatos? Yo, acostumbrada a los gatos de nuestras
ciudades que corren a esconderse bajo un coche al oir nuestros pasos,
volví de Turquía muy intrigada y me puse a investigar, la
explicación es una historia que seguramente muchos gatunos ya
conocéis:
LA GATA MUEZZA
Al parecer, el amor por los felinos es
algo muy habitual en el mundo musulmán. Cuenta una leyenda que
Mahoma era un apasionado de los gatos y tenía una gata llamada
Muezza. Un día ésta se quedó dormida en el interior de la manga de
su túnica, Mahoma se tenía que ir, pero no quería despertar a
Muezza así que cortó la manga con unas tijeras y se marchó. Al
volver Muezza, muy agradecida le recibió arqueando el lomo y
ronroneando. El profeta decidió otorgar entonces a los gatos la
gracia de caer siempre de pié y de poder entrar en el paraíso.
Ya sabéis gatunos, si estáis pensando en un destino de vacaciones bonito, barato y bigotudo, apuntad Turquía en la lista, no os arrepentiréis.
Mi amiga teniendo una conversación muy seria con una futura mamá gata
Me resulta algo tan increible que no consigo imaginarlo, realmente me gustaría ver como es eso de que un gato pueda andar por donde quiera sin temer a todo aquél que se le cruce. Seguro que no es idílico claro, la vida en la calle siempre es cruel, pero seguro que allí lo es mucho menos para ellos.
ResponderEliminarNo conocía la leyenda y es bonita, pero lo mejor es que ese respeto y cariño por ellos allí no está limitado a una religión.
Espero con ganas que nos cuentes tus experiencias gatunas tras ese viaje que proyectas.
No es idílico claro... de hecho me volví con la sensación de que tenían cierto problema de superpoblación, no se trata de colonias controladas y esterilizadas. Además no deja de ser una de las ciudades más grandes del mundo con el tráfico que eso implica. Pero desde luego tienen un punto de partida mejor que el nuestro: el respeto. No vi a nadie espantado gatos por las calles, al contrario, los humanos buscaban sus caricias y eso ya dice mucho...
EliminarLa foto de tu amiga hablando con la gata en la escalera del arcoiris es preciosa. Y lo de Turquía, bueno, es para planteárselo, pero como no consiguen dejarnos solitos más de una noche nuestros humanos lo tienen dificilillo...
ResponderEliminarLa leyenda de Muezza sí que la conocíamos; fíjate que en la entrada sobre "Felis silvestris catus" de la Wikipedia nuestra Gatera es la fuente que citan en nota al pie para hablar de ella. Curioso, ¿eh? Si es que llevamos tantos años maullando que casi hemos maullado de todo :)
¡Ronroneos y ya nos contarás cuál es tu destino bigotudo! ¿Roma, quizá?
¡Madre mía! ¿¿¿Pero hay de algo de lo que no haya maullado Rumbo ya???
EliminarLa Kaede siempre se queda con sus primos del pueblo, pero tengo que decir que Barcelona tiene un par de servicios de cat sitters muy buenos sobre los que estaba pensando escribir, habrá que investigar si hay alguno por esta zona para que los humanos de la casa puedan ver mundo también :)
Mi próximo destino es todavía más gatólico que Roma un verdadero lugar de locos por los gatos... ¿quieres una pista o prefieres sorpresa? Jijiji
Si es que cómo no va a ser increíble un país que lleva por nombre Turquía.
ResponderEliminar:) :)
Comparto lo que comenta Antartida00, qué envidia da un lugar donde los gatos no temen todo lo que hay alrededor.
La leyenda es tan bonita, que siempre quiero oírtela contar.
¡Miaus!
Turquía: apúntalo en destinos pendientes que visitar. Todo lleno de gatos, de especias de mil sabores, de tés de mil flores....
EliminarTe va a encantar.
No tenía ni idea!!!
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo :)
¡De nada!
EliminarSiempre es un placer que nos visites por el blog :)
¡Prrrrr!
¡Qué viaje más chulo vas a hacer!
ResponderEliminarLa máquina de reciclaje - alimentación para animales callejeros la conocía. Sería una gran iniciativa para usar en muchos puntos de nuestro país, pero conociendo como somos... me da que no duraría intacta mucho tiempo.
¡Qué ganas de que nos cuentes anécdotas y compartas las fotos con nosotros! :-D
En Turquía estuve este verano, ahora en Semana Santa me voy a otro destino ¡que es igual o más gatuno! Ya os contaré ya… ¡Os voy a inundar la web con fotos!
EliminarLa verdad es que yo tampoco confío mucho en que la máquina funcionase en nuestro país, sobre todo porque en Turquía tienen algo que aquí no tenemos: respeto por los animales callejeros. Eso es lo primero que deberíamos importar….
¡Miauuu!